lunes, 10 de octubre de 2011

Somos diferentes ¿y qué?

 por Emilia Ríos

Un grupo de estudiantes cualquiera se reúne afuera de una de las tantas bibliotecas del Campus San Joaquín. Se alistan para almorzar y tener una conversación de estudiantes UC cualquiera. Una conversación que busca, entre otras cosas, dilucidar la forma en que un movimiento por la diversidad sexual puede vivir y sobrevivir en la universidad chilena del Papa Benedicto XVI. 




Queer UC nace a comienzos de este año, entre bromas de amigos. Se preguntaban qué pasaría si en la universidad existiera un grupo dedicado a poner en el tapete las diversas formas de vivir la sexualidad y sus implicancias. Es entonces cuando el estudiante de College Daniel Corvalán crea un perfil en Facebook, sin tener equipo ni nada en concreto. Antes de tener tiempo de pensar en algo, ya había gente que lo contactaba para sumarse a la iniciativa. Se convocaron a distintas reuniones abiertas para que se sumara quien quisiera. Ahora, son un grupo de 35 personas que, en conjunto, trabajan en la definición de Queer, sus demandas y estrategias.


Por qué en la Católica


"El homosexual de esta universidad está demasiado heterosexualizado. Se oculta mucho. No digo que eso esté mal, pero es la única manera en que el tema entra acá", cuenta Daniel Corvalán. Es por eso que el movimiento busca ante todo la aceptación de otros modos de construir la identidad, aunque no coincidan necesariamente con los patrones establecidos de lo femenino y lo masculino. Si bien no sienten que exista una discriminación constante, sí piensan que esto permanecerá así solo mientras se calce en el estándar de lo "normal".


Hasta qué punto la Universidad puede reaccionar ante demostraciones que vayan abiertamente contra su moral cristiana es un misterio para el grupo. Por el momento, han desarrollado una estrategia más bien conciliatoria. Organizaron un par de foros, han creado equipos de apoyo para quienes necesiten orientación y han intentado distintas formas de hacerse visibles. Sin embargo, actos tan simples como pegar carteles con el nombre de Queer parecen generar escozor. "Yo recuperé un cartel de la basura. El de College lo sacaron y el de Ingeniería está intacto".


La discriminación parece estar latente, aunque no se vive de la misma manera en todas las facultades. En Derecho, de acuerdo a la experiencia de los participantes, es donde este tipo de actitudes parecen estar más institucionalizadas y donde el tema es más tabú. Por eso es que el grupo está buscando nuevas actividades de visibilización, que no atraigan solamente a quienes ya están interesados en el tema.


Queer UC se mueve en una línea delgada. Necesitan mostrarse y, al mismo tiempo, no quieren "normalizarse". No quieren ofender, pero su propia esencia basta para producir molestia entre algunos. Hacer una besatón, organizar ciclos de cine homosexual y candidatearse a la FEUC son ideas que dan vueltas por el grupo y que están esperando concretarse.


Por ahora, parece lejano el sueño de estar completamente incorporados en la institucionalidad universitaria, pero no tienen problemas con trabajar despacio. Lo que está claro es que Queer UC está lejos de mantenerse donde ha permanecido hasta el momento: "Nosotros debemos organizarnos por lo que nos importa. Y a la Universidad también debería importarle, porque somos parte de ella, como cualquier otro grupo social". Las reacciones y efectos están todavía por verse.

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