La motivación de escribir este artículo nace por una increpación que se me hizo: yo afirmé, como lo vengo haciendo desde hace algún tiempo, que en la discusión del aborto terapéutico hay una ignorancia generalizada. Tras esto, me instaron a defender mi postura y de paso aclarar los conceptos que, bajo mi parecer, siguen siendo mal utilizados. Después de todo, un diccionario médico nada tiene que envidiarle en grosor a uno de la Real Academia Española, y no creo que sea parte de los objetivos de Escuelas de Derecho, Periodismo o Ingeniería hojear alguno.
Partamos definiendo conceptos:
- Aborto: si hablamos “en doctor”, se trata de la pérdida del embarazo previo a que adquiera viabilidad fuera del útero, lo cual comienza a las 22 semanas. Puede ser espontáneo o inducido. La variedad “inducida” es a la que suelen referirse los mortales fuera del mundo del hospital, y formas hay muchas: desde pastillas que se toman, hasta cruentos procedimientos en pabellón, con el fin de terminar con el producto de la concepción.
- Terapéutico: palabra de raíz griega que se refiere a las medidas farmacológicas, dietéticas, quirúrgicas, o cualesquiera, para el adecuado tratamiento de un síntoma o enfermedad.
Por lo general, se utiliza el término aborto terapéutico para referirse a la acción de terminar el embarazo bajo ciertas condiciones. Los casos que se discuten en nuestro país serían tres: cuando la vida materna corre peligro, en el caso de malformaciones incompatibles con la vida, y en caso de violación. Iré una por una:
1.- Frente al riesgo materno: a pesar de que el aborto está penado en nuestro país, en todos los hospitales de Chile se terminan embarazos por causa materna. Sí, es un hecho, y que yo sepa no hay ningún médico procesado por hacerlo. Cuando dos vidas corren peligro y solo una puede salvarse, el sentido común, independiente de creencias religiosas, nos lleva a hacer lo posible por rescatar dicha vida. Si el feto es viable, se saca y se manda a neonatología; si es inviable, no hay mucho más que hacer. El objetivo de esa cesárea de urgencia jamás fue matar el feto, sino que fue salvar a la madre. De manera indirecta, se afectaría al menor. Es por esta diferencia en la intención que no se debiera hablar de aborto inducido. Podríamos compararlo con la manera en que el capitán que tiene un solo salvavidas y dos marineros en el mar no puede ser acusado de homicidio si se lo lanza a uno mientras el otro se ahoga. Y como no es aborto, tampoco debiera ser llamado aborto terapéutico.
2.- Frente a malformaciones incompatibles con la vida: la anencefalia es el caso emblemático. Otro caso es la secuencia de Potter en la que niños nacen sin riñones ni desarrollo pulmonar. Existe un término para esta conducta y por lo tanto debiera utilizarse: eugenesia. Este concepto de raíz griega significa “buen origen” e históricamente se refiere a una corriente que defiende la selección artificial de personas con rasgos genéticos provechosos, ya sea para la sociedad o para disminuir cualquier clase de sufrimiento. Sus promotores han pasado desde esterilizar vagabundos, impedir el matrimonio entre sordos, meter judíos y homosexuales en campos de concentración, hasta últimamente promover el término de embarazos à la carte en países desarrollados, ya sea porque el niño viene con anencefalia o con síndrome de Down. En este caso, tampoco hablamos de aborto terapéutico, sino de aborto eugenésico.
3.- Frente a un embarazo producto de violación: se trata de un aborto hecho y derecho y la palabra está bien utilizada ya que la intención es acabar con el producto biológico del crimen. Pero el término terapéutico calza difícilmente. En primer lugar, no hay cirugía que remedie el hecho de haber pasado por un evento vital estresante, sino créanme que las listas de espera serían eternas. En segundo lugar, si de secuelas psicológicas se trata, más sensato parece que la terapia pase por manos de un psicólogo o psiquiatra más que por un bisturí. Siendo más estrictos, no hay evidencia de que las madres que abortan se beneficien en algún sentido del procedimiento desde el punto de vista psicológico. Esto tampoco calzaría muy bien con lo que estrictamente significa aborto terapéutico.
En el primer punto, cuando la vida de la madre está en riesgo, ya hay consenso y que ninguna madre tenga miedo porque su vida va a primar siempre. A mi parecer, legislar al respecto no agrega nada a lo que ya se hace, de la misma manera que no agregaría nada una ley que obligue a operar la apendicitis.
Sobre los otros dos casos, si bien no es mi intención defender si cada una de estas situaciones es justificable del punto de vista ético (al menos no en este artículo), considero que para discutir hay que saber de lo que se habla. Y para partir hablando correctamente, hay que saber usar bien las palabras. Se cree que los políticos hablan bien, sin embargo, este no sería el caso.
Juan Enrique Berner
Interno de Medicina
http://www.paula.cl/blog/reportaje/2010/06/08/a-estas-madres-las-dejamos-solas/
ResponderEliminarBuen reportaje, y sobre el punto 2 de este post. Si es "pro-vida", hágase cargo. Si el estado es "pro-vida" que se haga cargo, y que ponga en el AUGE (como mínimo) las enfermedades por las que las madres pierden la vida por cuidar a sus hijos. Que existan salas cunas adecuadas, para que las madres trabajen y puedan sostener la vida de estos hijos.
Pero más aún el "aborto terapéutico" no es obligatorio, una mujer decide, y si decido tener un hijo con una enfermedad invalidante, es porque (se supone) estaré segura que (al menos) tendrá la atención médica necesaria y oportuna.
Cuando leí "yo afirmé, como lo vengo haciendo desde hace algún tiempo, que en la discusión del aborto terapéutico hay una ignorancia generalizada" pensé que luego vendría algo que pudiera contribuir a terminar con la ignorancia.
ResponderEliminarSi bien creo que el término aborto terapéutico es un término complejo, que entendido literalmente no se ajusta al caso de un embarazo incompatible con la vida, la explicación que Juan Enrique Berner da se desvía del análisis del término en rigor para "meter de su propia cosecha".
Comparar el aborto en caso de malformaciones extremas incompatibles con la vida con la esterilización de vagabundos y los campos de concentración es, por lo bajo, ofensivo e ignorante.
Me esperaba más información y menos demagogia. Por último, por último, fuentes de información.