Para jugar Monopoly hay que ser hábil. Derrotar a tus amigos, dejándolos en la calle mientras te conviertes en un magnate es mas difícil de lo que parece. No solo debes gastar bien esos pequeños billetes, tienes que defender tus propiedades, evitar la cárcel y cobrar severamente a los que te deben. De esta manera te vas convirtiendo en el dueño de toda una ciudad, usando estrategias neoliberales para derrotar al mismísimo sistema de libre mercado.
Hoy podríamos decir que existe bastante consenso en todos los sectores que los monopolios dañan a la sociedad. Ya sea en el ámbito económico, político, comunicacional, el hecho que una sola corporación maneje el tablero de juego puede llevar a abusos, sin otros actores que puedan hacer un contrapeso desde el mismo nicho.
En el tablero de Santiago algunos han movido muy bien sus fichas. La “compañía limitada” dirigida por Camila, Giorgio y Jaime ha sido capaz de posicionarse como los únicos interlocutores válidos de una discusión tan trascendente como es la educación. Ese aire a superioridad moral de inspiración mesiánica los ha llevado a sentirse los únicos defensores de los intereses de los estudiantes. Y peligrosamente, un gran grupo de universitarios que sí quieren más dialogo ha quedado fuera de la discusión.
Los líderes de la CONFECH van ganando la partida porque han sido hábiles en el juego de mesa, pero también porque otros sectores estudiantiles han jugado muy mal. Movimientos desmembrados en las tradicionales, junto con escasa comunicación con los representantes en universidades privadas, institutos profesionales y centros de formación técnica fuera de la CONFECH, no han estado a la altura de hacer contrapeso.
La resolución de este gallito no pasará por el Gobierno ni por el Movimiento Estudiantil, porque los últimos han demostrado que no dialogarán ni aunque trajeran a Fidel. La solución está en las manos de aquellos estudiantes que el sentido común les dice que para avanzar, hay que conversar. Que para avanzar hay que discutir y lograr consensos. Que para realmente lograr una educación de calidad para todos no es necesario destruir la ciudad. Esperemos que ellos más temprano que tarde, se pongan en movimiento y logren romper este monopolio.
Juan Enrique Berner
Medicina
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Que gracioso Juan Enrique... mientras leía el primer párrafo, me parecía estar leyendo algo sobre el presidente de Chile, sólo que él no se ha convertido en "dueño de toda una ciudad" sino de un país entero.
ResponderEliminarPara qué mencionar que su fortuna se fojó jugando al Monopoly de la vida real - con propiedades tan variadas, como una aerolínea, un canal de tv, un equipo de fútbol... la verdad para qué seguir mencionando ejemplos, si ya todos entienden el punto.
y cual de esos es monopolio? LAN no compite en chile sino contra las aerolineas del mundo, el canal de tv ni siquiera es el mas grande de chile (no se deshizo ya de él?) un equipo de futbol es contrario al monopolio ad absurdum...
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